Consideraciones sobre la vestimenta como forma comunicacional en las subculturas urbanas













La sociedad dentro de su simbología, tiene un lenguaje amplio que va desde lo gestual, hasta la vestimenta. Dentro de las sociedades siempre han existido indudablemente una gran cantidad de personas que se dividen en pequeños grupos con situaciones, gustos, acciones, que son el común que los une. 

     Para familiarizarse y entender un poco más este tema, comenzamos con definir lo que son tribus urbanas. Según López (2012) “Una tribu urbana es un grupo de personas que se comporta de acuerdo a las ideologías de una subcultura, que se origina y se desarrolla en el ambiente de una ciudad”. Víctor Hugo López, 2012, Ambato-Ecuador. De acuerdo con este concepto desglosaremos el  ¿Quiénes son? ¿Qué quieren comunicar? Y ¿Por qué su comportamiento?

     Según Rojas (2005), existe una relación entre la moda y la comunicación. En primer lugar, Rojas resalta que la vestimenta, al ser un concepto tan amplio y cambiante, su estudio se abarca desde diferentes disciplinas como la sociología, semiología, historia y otros factores socialmente relevantes. En nuestro estudio, nos enfocaremos en el ámbito de las ciencias sociales, específicamente en las ciencias de la comunicación.

     Es conveniente resaltar el estudio que realiza Costa y otros (1996), donde se define con claridad lo que abarcan las subculturas o tribus urbanas y cómo nacen. En este trabajo, se definen como un grupo de jóvenes que poseen una estética parecida y crean sus propios convencionalismos sociales.

     Las tribus urbanas comenzaron con un grupo que se denominaban Los rebeldes sin causa en la Segunda Guerra Mundial, surge gracias a las preocupaciones de los jóvenes en esa época sobre su futuro incierto, después de allí en EE.UU y Europa en los años 50 surgen los rockeros  y de allí un despliegue de otras agrupaciones como los metaleros, punks, heavys, góticos entre otros.

     Estas tribus urbanas desean comunicar con su vestimenta un mensaje directo como lo fue y lo es, la protesta, un estado mental rebeldía y una disociación entre la realidad que viven y el ideal de una realidad que quieren vivir. En esta investigación nos inclinamos en la hipótesis de que las personas pertenecientes a estas tribus se inclinan por lo general al arte, expandiéndose en ramas como la música, pintura, teatro, baile, literatura, escritura y gustos que no se acoplan al entorno en el que se desenvuelven, por otra parte debemos acotar que estos seres por ser artísticos son melancólicos lo cual los lleva como a hundirse en lo más profundo y que la sociedad dominante los vea como seres clandestinos y marginales.

     En este proceso de relacionarse la vestimenta juega un papel muy importante, ciertamente con el cambio cultural y de época, todo va tomando un giro diferente, como una canción clásica  que es remasterizada, preservando su esencia y adaptándola a los nuevos tiempos a los nuevos oídos.

     Estamos en una sociedad muy visual, que percibe todo y se adapta rápidamente a los cambios.   A diferencia de otros años, las personas actualmente van pasando por un proceso de cambio constante, es decir hoy se viste de cierta manera y mañana de otra, siempre manteniendo una vía en cuanto al estilo, sin embargo, esto no se relaciona directamente con el gusto que la persona pueda tener. Alguien que puede parecer Punk, probablemente tenga una afición por el Jazz  y esto no altera el orden que hace años se tenía en cuanto a lo que la vestimenta decía de cada persona.

     Para los efectos de la investigación que pretendemos realizar, además de las costumbres de cierta parte de la juventud, partimos de que las indumentarias y la forma de vestir comunican las inquietudes de determinada sociedad, incita a establecer conexión entre las personas que comparten gustos similares, se identifican desde una primera impresión, por su apariencia y buscan entablar una conversación. Su forma de expresión en la vestimenta es un lenguaje de protesta, de querer ver un cambio en la sociedad en la que creen firmemente no pertenecer, así hayan nacido en ese entorno.

     Cuando hablamos de vestimenta no nos referimos exclusivamente a la ropa, si no aquello que puede ser el acompañante de la misma, el color de cabello, el uso o no de tatuajes, perforaciones y cualquier cambio físico que sea parte de nuestro hablar corporal. Estamos constantemente emitiendo mensajes a nuestros receptores visuales, todas las personas que nos rodean, haciendo un discurso permanente sobre nuestra imagen y lo que queremos proyectar. 

     La imagen de una persona siempre será una portada, de un libro muy bueno o de uno no tan bueno, todo depende de una buena conversación y quizás las circunstancias, pero ciertamente lo visual será nuestro primer impacto, es decir el motor de comunicación que nos alejará o acercará  a  una persona.

     Para Gómez (2006) el individuo lo que realmente busca no es comprar para satisfacer necesidades básicas, sino que el objeto de consumo adquiere un símbolo social, quiere expresar al mundo “la imagen que ha construido de sí mismo”. No necesariamente debe responder a sus gustos, se trata de “la transformación de la personalidad o de la modificación de la percepción de otros”.

     Todo este proceso también está influenciado por los estereotipos que ya conocemos y se han implantado, modificado y volviendo a implantar en una sociedad que es altamente manipulable, de modo que los códigos visuales de comunicación pueden verse afectados, como cuando las personas no reciben el mensaje claro y conciso de lo que eres. Se podría decir que la vestimenta es una carta de presentación, un reflejo de lo que se aspira ser.

     Aunque de unos años para acá la sociedad poco a poco los ha ido aceptado, no porque hayan leyes que lo dicten así, sino porque estos grupos de forma colectiva se han ido abriendo para contribuir con la sociedad trabajando y ayudando en obras benéficas como cualquier otro ciudadano que se vea genérico o “normal” en su forma de vestir.

          En la actualidad, conocemos el gran impacto social que ha causado la globalización en lo que respecta a la difusión de la moda. Al existir un cambio de índole social, también encontramos una transmutación en la forma de comunicar. Martínez (2006) plantea que “la globalización cultural nos enfrenta a un nuevo individualismo multicultural.” Cabe decir que al estar enfrentados a diferentes culturas constantemente, podemos acceder incluso a modas de otras épocas, y hallar la identidad en ellas, de esta manera se propagan rápidamente las diversas tendencias.

     Este tema de la vestimenta como forma de comunicación, a pesar de ser un tema muy amplio, en Venezuela no se le ha dado cabida suficiente en el área investigativa, no se encuentran estudios recientes. Se estudiarán las subculturas urbanas específicamente en la ciudad de Maracaibo, donde no ha habido tanto revuelo en cuanto al tema a tratar, debido a que estos movimientos no habían tomado tanto auge como en otros países. Debemos considerar de igual manera a las modas llamadas alternativas o fuera del estándar genérico, darles cabida en la sociedad, espacios donde se puedan desenvolver cómodamente, aceptándolos y abriendo caminos para el desarrollo de cada movimiento en lugares públicos como se establece en los derechos humanos de cada individuo.

     Sánchez (2009) realiza un estudio sobre los ideales de una juventud y sobre el simbolismo que adquieren los espacios en el que se recrean. Maracaibo cuenta con una gran variedad de espacios para el esparcimiento y la diversión, pero además cumplen la función de “satisfacer necesidades elaboradas a partir de mitologías que crean un cosmos ideal”, se refiere al canon prediseñado de las subculturas urbanas, que incitan a los pertenecientes a conceder un significado más allá del objeto de consumo. Resalta que “el espacio arquitectónico no sólo se convierte en marca ciudadana, también es insignia grupal.”

     Un ejemplo de esto se encuentra en las diferentes infraestructuras y negocios ubicados en la llamada Calle Carabobo, donde se desarrolla en gran medida la vida nocturna de muchos jóvenes de Maracaibo. La mayoría de estos negocios y eventos recreacionales que se realizan en esta zona, son destinados al público que disfruta del rock, mientras otra parte se dedica al público con inclinaciones homosexuales, como son las discotecas de ambiente.

     La vestimenta es lo que nos diferencia uno del otro a pesar de que estamos muy cercanos, no somos lo mismo, ni creemos en lo mismo, ni practicamos lo mismo, en este aspecto nuestra forma de vestir y adornar nuestro cuerpo nos define y con esa definición, cada grupo comunica algo, ya sea libertad, rebeldía, anarquía entre otros.

     Dentro del amplio sistema comunicacional que existe en el mundo, entre lo verbal, gestual y otros sistemas pertenecientes a la comunicación, innumerables estrategias y métodos utilizan hoy en día las sociedades para comunicarse, esto no forma parte de la era postmoderna, al contrario, viene de otras sociedades que buscaban otros propósitos al momento de decidir qué ropa utilizar o cómo vestir.

     No dejando por fuera que cada tribu urbana tiene sus consideraciones psicológicas, no obstante, comunicamos con nuestro vestir, expresando nuestros gustos, expresando nuestra decisión de vida, los medios promueven mucho semánticamente pero cada ser elije lo que desea y por eso la polarización, mitologías que en la actualidad están tomando importancia y a través de la vestimenta se expresa la creencia la secta o religión tomada.

     Siempre han existido poblaciones que tiene un anacronismo visual, su época no se sincroniza con la vestimenta que se está utilizando, poco a poco se va haciendo parte del presente de cada época, sociedad y cultura, dejando a un lado ciertos estilos y posicionando en la agenda pública los nuevos estilos.

     El hoy y el ayer de este comportamiento se disputan razones totalmente contrarias, anteriormente se usaba la ropa para protestar, hoy en día es un sistema de comunicación social directo a los grupos, que en masa, se comunican y se unen para compartir, creando un ambiente de confort por la similitud de las acciones, comportamiento y gustos. Estos grupos desde el punto de vista psicológico, adquieren comportamientos de las tribus que se remontan a épocas anteriores a la suya, marcando una diferencia, un patrón de conducta que se ve reflejado a través del modo de vestir.

     Las prendas de vestir sin duda alguna hablan y comunican innumerables mensajes, es por esto que las culturas de años atrás han formado parte del desarrollo de poblaciones en masa, no podrán desaparecer del todo, las mismas existen y existirán, de cualquier manera, con sus viejos o nuevos comportamientos, pero serán parte de nuestro entorno.

     Según Rojas (2005) “La velocidad de los cambios es muy rápida en la moda, y es adaptable a cada persona. En la actualidad, cada individuo puede encontrar su propio estilo, por la diversidad que ofrece la moda.” En otras palabras, el individuo busca su identidad entre las vestimentas y costumbres de las subculturas que se desarrollan en una metrópolis.

     Por otro lado, en el presente no podemos hablar de tribus urbanas específicas, porque existen muchos híbridos de distintas subculturas que se adaptan al individualismo de la persona, que se complementa con un perfil psicológico considerando su historia de vida, por los diversos gustos de cada ser, que no se acoplan completamente a una tribu en específico, sino que reúne características de varias  culturas a la vez.

     Es de suma importancia tener conocimientos de la situación actual en lo que respecta a esta premisa, pues se debe conocer a fondo la colectividad en donde se desenvuelven los medios de comunicación, pero más que un análisis de audiencia, pretendemos estudiar este fenómeno desde una perspectiva más humana, tomando de referencia a las tribus urbanas como principales reflejos de una determinada sociedad.

     Lo que usa el individuo y cómo lo usa, refleja cómo es ante los demás: Poca ropa, mucha ropa, el uso de colores o sólo valores, son parte de todo el sistema de comunicación visual que emplea una persona, que inevitablemente busca comunicar algo a quienes lo rodean, aun no estando consciente de ello. Sabemos que nuestra manera de vestir atraerá a ciertas personas y del mismo modo no lo hará con aquellos que no estén interesados que lo que se proyecta.




BIBLIOGRAFÍA

  • Moda y comunicación. Rojas, Natalia Yanina.  Universidad Abierta Interamericana. 2005
  • El vestido habla: Consideraciones psico-sociológicas sobre la indumentaria. Squicciarino, Nicola. 1990
  • Tribus urbanas: El ansia de identidad juvenil. Costa, Pere-Oriol; Pérez, José Manuel; Tropea, Fabio. 1996
  • Hacia una compresión crítica de la ciudad imaginada: Cartografías rituales de los espacios simbólicos. Sánchez, José Ignacio. 2009
  • Una lectura sociológica de la Venezuela actual. Volumen 3. Gómez, Henry. Universidad Católica Andrés Bello. 2006

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